A fines del siglo pasado, el uso de cuartos limpios prácticamente estaba restringido a las plantas de microelectrónica y farmacéuticas. Sin embargo, en las últimas 2 décadas compañías de los sectores cosmético, alimenticio, automotriz y de dispositivos médicos han incorporado cada vez más áreas de ambiente controlado en sus operaciones.
Esta tendencia ha traído consigo la necesidad de productos industriales especializados como la ropa antiestática que protege contra el fenómeno de la descarga electrostática (ESD por sus siglas en inglés), ayudando así a mantener altos estándares de calidad y seguridad en los procesos de estas instalaciones.
Por eso, en este artículo revisamos los 4 problemas de producción más comunes en entornos críticos de manufactura, y que se pueden prevenir con el uso de uniformes antiestáticos.
Algunos componentes de microelectrónica (como los procesadores) son especialmente sensibles a los eventos de ESD –por mínimo que sea el voltaje–, lo cual puede provocar que se funda el silicón de los circuitos o se genere óxido. Estos son daños permanentes que derivan en que el producto sea descartado.
Aquí un ejemplo de daño por ESD que Workbench Systems detectó usando un microscópio de electrones:
Aunque se trata de defectos menores son mucho más difíciles de detectar, pues incluso pueden pasar las inspecciones automáticas que utilizan valores técnicos de ensamblado. Así, cuando el cliente prueba el producto final y éste no funciona, se generan reclamos, devoluciones y el daño a la reputación del fabricante.
La electricidad estática también puede magnetizar las fibras de la ropa de trabajo y atraer (como un imán) a partículas minúsculas de polvo donde se pueden desarrollar microorganismos y patógenos. Esto es inaceptable en entornos farmacéuticos así como en cabinas de pintura automotriz.
Cuando las personas trabajen en atmósferas potencialmente explosivas, es crucial evitar que se acumulen cargas eléctricas a fin de impedir la posible formación de chipas por descargas electrostáticas, que pudieran ser origen de un incendio o explosión.
La forma de evitarlo es garantizando, en primer lugar, que el suelo tenga un nivel adecuado de conductividad y, en segundo lugar, que los trabajadores lleven calzado y ropa antiestática.
Para prevenir estos problemas dentro de cuartos limpios y ambientes controlados, es fundamental que las batas y overoles antiestáticos que porten los empleados sean capaces de disipar el potencial de ESD.
<< 3 elementos clave de un overol antiestático de alta calidad >>
Esto se puede lograr al confeccionar dichas prendas con hilo de carbón que lleva un patrón de tejido específico (comúnmente en red). Asimismo, la calidad de materiales en hilos y telas permite que, en uniformes reutilizables, se pueda mantener la capacidad disipativa hasta por 50 ciclos de lavado.
Del mismo modo, para garantizar la comodidad sin sacrificar efectividad, la ropa antiestática debe utilizar los últimos avances en diseño y fabricación para ajustarse a las medidas del usuario, y a la vez ser transpirables sin dejar pasar vapores o células de piel.
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