El 30 de marzo pasado, un titular de la prensa mexicana sonó las alarmas del desastre económico: “COVID-19 deja ‘en coma’ a la industria automotriz”. La nota periodística hacía énfasis en que ese día todas las plantas de fabricación de vehículos en Norteamérica estaban en paro técnico, incluyendo las de México.

 

Ante la situación actual de esta pandemia y sus impactos a corto y mediano plazo, en este artículo revisamos algunas opiniones de analistas y expertos respecto al futuro del sector, así como de los efectos en la cadena de suministro, incluyendo fabricantes de productos industriales como BHP.

 

Cierres y afectaciones

 

Honda, Audi, Toyota, GM, Fiat-Chrysler (FCA), Ford, Volkswagen, Nissan… esta es sólo una muestra de las principales armadoras de autos (OEM por sus siglas en inglés) con presencia en el país, las cuales implementaron paros de producción desde mediados de marzo y que, en algunos casos, seguirán hasta mediados de abril.

 

Todos estos cierres de plantas tienen por objetivo reducir las actividades al mínimo y proteger la salud y el bienestar de colaboradores, familias y la comunidad en general.

 

Lógicamente, esta ralentización de la economía impactará a la baja la producción y la demanda, particularmente en el mercado interno. Para muestra un dato: luego de que en febrero el INEGI registró un crecimiento mínimo en la venta de vehículos pequeños (por primera vez en 2 años), en marzo la caída fue del 25.5%.

 

En su cuenta de Twitter, la Asociación de Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) advirtió que un paro prolongado representaría una seria amenaza para la continuidad de los empleos, las exportaciones y la atracción de inversiones, en un sector estratégico para el país que representa el 3.8 % del producto interno bruto (PIB) nacional y 20.5% del PIB en el sector manufacturero.

 

Así, el organismo gremial pidió al Gobierno federal apoyos fiscales y financieros (subsidios al salario, devolución rápida de IVA, créditos a productores) así como algunos cambios regulatorios para evitar el colapso, siendo el más importante de ellos el posponer a enero de 2021 la entrada en vigor de las nuevas reglas del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC).

 

 

Sin embargo, en el anuncio de su plan de reactivación económica, el presidente Andrés Manuel López Obrador incluyó muy pocos de estos estímulos, recibiendo críticas del sector empresarial.

 

Retos de altura

 

Dejando de lado el tema sanitario para revisar las perspectivas comerciales, el T-MEC, que finalmente fue ratificado tras vivir cierta incertidumbre desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, los expertos prevén que una vez implementado se convierta en palanca de desarrollo de la industria automotriz nacional.

 

Y es que México, como señala el columnista Carlos Serrano, se encuentra en una posición muy favorable ya que en 2019 aquí se fabricaron 3.7 millones de vehículos ligeros, de los cuales se exportaron 3.3 millones (un 88% del total).

 

Así, hoy nuestro país es el sexto productor de automóviles en el mundo, y el cuarto que más exporta sólo detrás de Alemania, Japón y Estados Unidos.

 

Además, las modificaciones a las reglas de origen para que los autos ensamblados tengan un 75% de contenido producido en la región (comparado con el 62.5% anterior), representa una oportunidad para que las cadenas de proveeduría (Tier 1 y 2) y desarrollen las capacidades necesarias para aumentar el suministro local y empiecen a sustituir a China, que detuvo sus líneas de producción varias semanas ante la emergencia del COVID-19.

 

Si bien no se trata de algo fácil de lograr, de asumir el reto los proveedores mexicanos podrían ganar un mercado de 2.3 mil millones de dólares, que es el valor de las importaciones anuales de autopartes del gigante asiático, según datos de Clúster Industrial.

 

Soluciones creativas y el futuro

 

Está claro que la industria automotriz se tendrá que adaptar a las circunstancias durante los próximos meses, y adecuar sus planes de producción para una menor demanda en el mercado o cumplir con normas más estrictas de seguridad e higiene en sus procesos logísticos.

 

En tanto, armadoras como Mazda ya están trasladando parte de su operación para prevenir futuras interrupciones de suministro, así como para cumplir con las reglas de origen del T-MEC.

 

Esto también le abre la puerta a aquel fabricante de productos industriales que ofrezca a las OEM los insumos para líneas de producción que se alineen con sus estándares de calidad.

 

Finalmente, y ante el cierre de agencias, hay distribuidores que están apostando por la venta online, e incluso hay fabricantes como Tesla que están aplicando métodos innovadores de pedido y entrega que facilitan el trámite a los nuevos propietarios… sin comprometer su salud.

 

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